domingo, 18 de enero de 2015

Loveyourself como un caramelo de menta

De nuevo me encontré en la misma encrucijada, ¿qué pasa por mi mente cuando ingiero esa cantidad de comida solo para saciar un vacío emocional?


El ciclo se repite, me odio a mi misma, no me simpatizo, es una manera de matarse despacio y sin apuro, desmenuzando el alma y quedando sin esperanzas.
¿Masoquista? Tal vez esa puede ser una respuesta, encontrar placer en el dolor, ¿por qué? ¡Es placentero ver sufrir al enemigo! En este caso soy mi propio enemigo. No es solo el hecho de la apariencia física que se transmuta y gana increíbles cantidades de grasa, es perder la ilusión de vivir.
Analizando mi propio vocabulario, para mi es una ilusión mi vida y eso ya es decir mucho, vivo en una pecera, rodeada de personas que prejuzgan por la apariencia, por credo, raza, etc. Es muy fuerte que te digan iras al infierno! ¿No les parece? En el fondo esas personas desean que sufras, ardas en el infierno, que te saquen uno a uno tus miembros, y vuelvan a torturar una y otra vez por la eternidad, tan solo porque no encuadras en su "moral". O las veces que he escuchado la palabra Gorda, Gordo, Enana, creo que fea es el menos doloroso, me molesta mucho escuchar esos comentarios porque aunque nadie me lo ha dicho en la cara, supongo que por mi sobrepeso mas de un@ me habrá maldecido como si mi peso fuera un pecado.
En cuanto baje de peso las personas cambiaron la actitud hacia mi persona, ¿por qué sera? la mayoría se jacta en decir que no tiene prejuicios por el peso ni raza ni condición social, pero a mi me han demostrado que no hay una sola alma en el mundo que consciente o inconsciente no prefiera a las personas delgadas. De verdad, es increíble el cambio, y a la vez es peor, genera en una mas inseguridad aun, y un miedo a volver al sobrepeso irrisorio, inconmensurable. Por eso entiendo a las tantas amigas y amigos con trastornos alimenticios como la anorexia o la bulimia que en su gran mayoría fueron "gorditos" de pequeños.

¿Es tal el odio que nos tenemos? ¿Que tan lejos puede llegar esta falta de amor? ¿Puede una galleta de más indicar el desprecio que siento por mi propia existencia?

A veces, es más fácil no ser percibido, muchos tienen tanta repugnancia de si mismos que prefieren si quiera ser considerados personas, viven aislados para salvar al mundo de su fealdad. Y aunque a muchos de ustedes les parezca una exageración, se sorprenderían de la cantidad de personas que se ocultan en sus casas, evadiendo todo contacto con el resto de la humanidad, y por el bien común. Como si fueran Ciranos, o Cuasimodos.

Este tema se ha vuelto un cliché porque todas las personas bonitas de la tv se la pasan hablando y últimamente escuche y leí a muchos hablar de gente real y la que no, etc. Me da mucha gracia las barbaridades y esnobismos y pendejadas que salen de sus bocas, las cuales ignoran la realidad por que no la viven en carne propia.

¿Quién no pensó en matarse así salva a la humanidad de tan aberrante existencia?

Y ahí, ni bien la fantasía del suicidio pasa por tu cabeza, nos comemos otra galleta. Es mas fácil morir así que decidir de una vez costarse la venas.




En fin, la falta de amor propio nos lleva a odiar y querer terminar con nuestra efímera existencia en este mundo material al que se supone vinimos a aprender para que nuestro espíritu se eleve un poco mas. O bien que termine nuestra materia transformada en polvo, a su vez tierra, aire, y en un futuro ser el alimento de una planta que comerá un animal, sea humano o no. Y así la energía que somos no se pierde si no que sigue fluyendo aquí en la tierra.


No hay cielos, no hay infiernos, Solo es nuestra Consciencia.

viernes, 16 de enero de 2015

50 o menos cosas sobre mi



50 características es mucho, no pienso tanto en mi mismo, ahí hay una característica, no soy egocéntrico, pensé que lo era, hasta que conocí a gente egocéntrica, por ejemplo: Siempre pense que los egocéntricos llegan tarde, y una vez esperé a alguien una hora y veinte, hagan el experimento es sus casas y van a ver, todas las veces que esperaron a alguien que siempre llega tarde y observen sus otras conductas van a ver que son egocentricos. Otra cosa es que siempre pierdo las cosas, pase toda la secundaria pidiendo prestadas lapiceras, eso es ser distraído y es  lo que me gusta de mi, ser un poco Cronopio, pero a veces no es distracción…El otro día me encontré sacando un boleto de tren, no sé porque, me di cuenta en la cola de la boletería y me fui, no entendía que hacia ahí, me dio miedo de ser bipolar o esquizofrénico, ese es otro aspecto, no me gusta tener debilidades, si ya se, un psicólogo se compra un piso en libertador conmigo, pero bueno, también soy muy orgulloso, imagínense lo que pensé cuando me encontré viajando en tren. No sabía dónde iba, pero no me desespere, sabía que no podía bajar hasta llegar a la siguiente estación y me pensé que me podría esperar algo horrible, siempre quise que me pasara algo sobrenatural pero esto era muy raro, pensé en cuentas pendientes o algo que tuviera que hacer y no se me ocurrió nada, la siguiente  estación era Parque Pereira ¿por qué? la estacion es la entrada a la estancia de los Pereira Iraola (una familia patricia que era dueña de todas esas tierras que ahora son un parque) me baje y empecé a caminar por un camino de tierra de unos cien metros que llevan a  la mansión que funciona como una escuela pero como era verano no había nadie, escuche como el tren se iba y nadie más se había bajado. Hacía calor pero el sol bajaba de a poco, llegue a la casona que tenía un techo a dos aguas, con partes de madera y material, la pintura alguna vez blanca estaba gris por las manchas de humedad y también lucia descascarada, la casa tenía una gran puerta de madera de color grisáceo  con  doble  hoja y un picaporte que parecía no haber sido tocado en muchos años, no tenía miedo, estaba como en trance, abrí la puerta y entre, estaba obscuro y camine a tientas hacia un ruido de una silla rechinando, vi una tenue luz que dibujaba una puerta, me asome y vi una mujer  de pelo negro lacio sentada que tenia la mirada perdida, cuando entre vi que la habitación era una cocina muy sucia pero sin rastros de comida, llena de tierra y moho, la mujer me miro y dijo:  “te  está esperando” no pregunte nada más y me dirigí hacia donde ella señalo, no tenía sentido usar la razón en una situación tan insólita, solo sabía que iba hacia la respuesta de por qué yo  había ido hacia allí. La cocina tenía una puerta que salía a un pasillo oscuro con una línea de luz en el fondo, mientras caminaba por ese pasillo comencé a pensar en toda la situación, no había forma de razonar porque estaba allí: no tenía miedo, no sentía nada en particular, ni el misticismo que trasmitía la casona y ese pasillo oscuro; tenía la sensación de cinismo que a veces tengo en situaciones limite, una frialdad capaz de ver las situaciones desde afuera como si no me sucedieran a mí. Mientras me acercaba vi que la sombra de la luz se movía y proyectaba luces amarillas y naranjas, llegue a algo que me pareció una puerta y busque con la mano un picaporte, lo encontré y entre. Lo que vi (no sé porque) tampoco me sorprendió, una enorme fogata azul que no daba calor ni iluminaba su alrededor como si estuviera suspendida en la nada. Quise tocarla pero no tenia brazos, tampoco tenía piernas, estaba suspendido yo también, flotaba como una voluta de humo que se  iba a alejando de la fogata hacia la oscuridad, Sin percepciones el tiempo se detuvo y el pensamiento se me fue apagando de a poco hasta que todo se hizo silencio.
Recupere la conciencia en una reunión familiar, disimule mi asombro cómo se intenta disimular una borrachera, todavía no había atardecido, esto sucedió en una grieta del día, en un desfase del tiempo.