lunes, 30 de septiembre de 2013

Linea uno, linea dos, linea tres


"Es preciso convenir que en las historias que van a leer, el vuelo osado que nos hemos permitido tomar no siempre está de acuerdo con la severidad de las reglas del arte; pero esperamos que la extrema veracidad  de los caracteres  nos sacará de apuros; la naturaleza tan extravagante que los moralistas nos muestran se escapa en todo momento de los diques que su actitud quisieran prescribirles; uniforme en sus planes, irregular en sus efectos, su seno siempre agitado se parece  al fuego de un volcán, del que escapan una tras otra, tanto las piedras preciosas que sirven al lujo de los hombres como los globos de fuego que los destruyen; grande, cuando puebla la tierra de Antoninos y de Titos; espantosa cuando vomita los Andrónicos y los Nerones; pero siempre sublime, siempre Majestuosa, siempre digna de nuestros estudios  de nuestros pinceles, y de nuestra respetuosa admiración, porque sus designios no son desconocidos, y esclavos de sus caprichos o de sus necesidad, no es nunca sobre lo que nos hacen sentir sobre lo que debemos regular nuestros sentimientos hacia ella , sino por su grandeza, por su energía, cualesquiera que puedan ser los resultados."
M. de Sade







El olor a incienso.


Inserto en ese circulo que no deja salir. La maldita decisión de no decidir. La macabra sensación de infligirse dolor. El desesperado gemido ensordecedor al enclaustrarse. El llanto frenético mas hipócrita y surrealista. La mirada perdida, sin rumbo pero con numerosas y extensas rupturas y quiebres en su superficie. La pérdida total de la consciencia, del leve tacto 

humano asexuado.


El olor a incienso.



La ausencia de carácter, de estilos, de alma. El vacío mismo de un cuerpo perfumado que vive solo por alimentar sus necesidades primarias. Cuerpo que va perdiendo sus curvas, que camina solo con la fuerza del ángel de cabellera blanca. Tambaleante, se quiebra con la facilidad de una rama seca en otoño. Como el pasto que cruje después una noche de helada.



El olor a incienso.



Sus ojos, sin brillo no transmiten luz, han perdido todo deseo real de vida. Una y otra vez busca solamente sentir el dolor placentero, su principal adicción.



El olor a incienso.



La primera vez fue solo un juego, lúdico y divertido. Pero a medida que repetía su ritual masoquista, lo único trascendental era el frenesí que producía salir airoso, sobrevivir al desgarro, al sangrado, a la misma muerte.



El olor incienso.



Calles, pasajes, todos iguales, en una ciudad gris tan gris, maloliente, olor a puerto. Exhumaba tesoros ultrajados por otros y vueltos a enterrar bajo tierra. Parques sin niños, rodeado de otros cantores que solo subsistían por el deber de conectarse y sublevarse al poder de las hienas. Poetas, trovadores, entorno de colores, de pastillas, polvos mágicos, y cigarros de hierbas santas.



El olor a incienso.



Estallidos de placer, encuentros casuales, burbujas de relaciones idílicas, noches de escozor compartidas. OHHHHH! Estallidos! Con dulce sabor de secreciones corporales en lo más profundo de su boca. Sabor, sudor, fuertes y suaves brazos. Te entretenías, excitabas e inflamabas, con solo observar el regocijo de tu prójimo.



Incienso! Incienso!



Gozo, sosiego. Complaciente, autoritario.

Corriendo de los cobanis, escapando por la ruta, los cerdos te han expulsado del río por inspirar y fumar, y respirar, y amar. Inspirar, transpirar, tomar, amar, amar, amar.


Incienso!



OHHHH! Alarido!! Ese ultimo, perfecto, previo a la ultima noche. OHH! Alarido! ya nunca he de percibir tus ojos con ese brillo.

sábado, 14 de septiembre de 2013

A contraluz


(no sabia muy bien con que acoplarlo, y estaba entre varias, termine eligiendo esta porque es reeee tierna y apachuchable, y, pese a todo, me encantan las cosas chunis y apachuchables y tiernas)

Todo en los dramas es más fácil, en un drama te podría decir, “no te sientas responsable por lo que te acabo de decir, no pretendo nada de vos, solo necesitaba decírtelo porque si no lo digo hoy, y ahora, no lo podre decir por el resto de mi vida, y no podría avanzar”... hasta ahí iríamos bien, pero en un drama, vos reaccionarias sin alejarte, o no del todo, tomarías al pie de la letra mi petición, te llamaría la atención pero no te irías, capaz me contestarías con un "lo siento, no puede ser" y ahí quedaría todo.... pero en la realidad yo te me confieso y, apuesto todas las fichas a que, te vas y te alejas y no podría atesorarte más... y que haría ahí? no hay respuestas. Jamás, desde que te asumí, jamás pensé en la posibilidad de no pensarte, de no imaginarte... Me basta pensarte, pensar en cómo estas, si estás bien, si estas mal, si nos podremos ver, si estas saliendo con alguien, si seguís sin quererte o te solucionaste, si podremos tener alguna vez alguna otra charla, me basta para seguir así, aunque sea frustrarte, aunque sea triste y de pena, me basta, y sé, y lo sé muy bien, que dejo pasar oportunidades solo por pensarte, y también sé que si lo ves de afuera soy triste y patética, cobarde por no querer afrontar la realidad, sea cual fuera, de…. no me gusta la palabra tenerte, busco una palabra que se adecue....

Todo empezó cuando estabas a contraluz con un libro en tus manos, totalmente concentrado en él, te mire por casualidad porque te había perdido, el mundo se paralizo y me enamore de vos. Fue el marco del perfecto cuadro, fue tan perfecto, que me asuste y decidí, todavía no resuelvo cuanto de inconsciente y cuando de consiente hubo en eso, mirar para otro lado, no confié en mí, y no confié en lo que vi, y yo, que pregono el no arrepentimiento, me arrepentí.
Creo que jamás voy a borrar ese día de mi mente, no hablamos mucho, yo no hablo mucho pero con vos no importa, no hay que llenar esos silencios, no sé si te acordaras de lo importante que son los silencios para mí, los silencios perfectos, esos que me hacen sentir segura, que me hacen poder confiar en el otro, por eso no tengo mucha gente a mi alrededor, capaz lo dedujiste, o sacaste tus hipótesis, en fin... no hablamos pero caminamos bastante, te acompañaba a encontrar algo, no recuerdo bien que era, se me vuelven confusos los diálogos, y los porqué,  sé que te acompañaba a encontrar algo, y de paso aprovechaba a buscar algo que me llamara la atención, entramos en una de esas casas que venden de todo, desde chucherías a cosas “wowwww miraaa”, desde revistas "paparazi" hasta,  no sé, obras completas de algún escritor de renombre, no sé, esos que importan, los cuales dices “si porque leí las obras completas de fulanito” y la gente te mira con cara “pero que culta, mira” cosa que no dice nada, y ahí fue, cuando entramos, ahí que agarraste ese libro, y no sé porque te posaste al lado de la vidriera, será porque todo estaba iluminado con una luz muy tenue, muy poca luz para semejante lugar, y el olor, ese olor a medio viejo y nuevo, ese que te saca del frió...  vos, el libro, y la vidriera a contra luz, y el olor... ¿cómo no me ibas a gustar? ¿A que estúpida no le ibas a gustar así? Capaz como los libros que atesoro, te posaste en el momento perfecto para cautivarme, que si hubiera sido una semana antes o después, una hora, unos segundo distintos, no hubiera surtido el mismo efecto, así que capaz podría exigirte que te hagas responsable… No te asustes, no te voy a pedir responsabilidad, en todo caso perdí la posibilidad, si te la tendría que haber pedido ese día, horas después, capaz, pero no lo hice… pedí la posibilidad perfecta. Y ahora es tarde, siempre es tarde para mí, sé que deje pasar el momento, mis cuestionamientos hacia mí y mi manía de pensar y repensar ochenta veces lo repensado, me hace lenta, cobarde ante el miedo de que todo cambie, de que todo lo estable que logre se esfume como el humo, reprime mi impulso. Sabes las veces que planee contarte todo? los escenarios que imagine?, la manera de confesar, sin dejarte espacio ni siquiera para asentir que entender, y escapar, si, hasta la huida perfecta planee, una como a punto de subirme a algún colectivo, mientras te despido soltar un "ah y también me gustas" todas con huida, ninguna con valor.

Te lo estoy diciendo así, porque decidiste quedarte a esperar conmigo, a ver si entiendo esa sensación que me desespera, y simplemente aunque te supliqué que me dejaras esperando sola, te quedaste ahí en silencio, a un metro de distancia, sin contacto, solo esperando. no quiero tu respuesta no me animo a tu respuesta, me hubiera gustado decirte que no me dejes escapar sin antes terminar, que me saques todos los te amo (no! es una palabra muy fuerte, los lo aprecio, los me gusta? es más liviano, creo que asustaría menos a ambas partes, sobre todo a mi) que me prohíbo decir, que me rodees con tus brazos y que, por favor, no me dejes ir, solo hasta que termine de decir todo lo que guarde, hasta que no quede ni un sentimiento más y después si, soltame, dejándome terminar, así, mi plan perfecto… Pero ya vez, me salió por la culata y te lo termine tirando así como así, sin ni siquiera saber para donde correr, gracias por no tratar de acotar nada, espero que cumplas mi deseo y me digas que sufrís de amnesia momentánea y que se te olvida todo lo que pasa en el último cuarto de hora, solo necesitaba seguir adelante, y si no solucionaba esto, no podía avanzar porque me había quedado estancada en aquella tarde otoñal observándote a contra luz.