domingo, 24 de marzo de 2013

Asco


El primero apareció una mañana en la que estaba barriendo, vi un cilindro chiquitito de medio centímetro de largo, parecido a un grano de arroz, pero el color y la textura no dejaban dudas de que era un gusano asqueroso y huidizo, aunque no pudo escapar a la escoba y la palita. El segundo apareció muy cerca del anterior en la cocina, pero ya no estaba solo, eran tres al principio pero cuando termine de barrer, dos más salieron reptando, inútilmente intentando escapar. Yo me apresure a sacarlos antes de que él los viera, ya que conozco su aversión a todos los insectos; en este caso inferí un asco mayor, teniendo en cuenta el aspecto de estas larvas blanquecinas e inmundas. La mañana siguiente aparecieron unos cuantos más, esta vez en otro lugar de la cocina, a unos metros de donde había encontrado a los otros. El tema empezó a preocuparme y comencé a buscar la origen del problema. Eran larvas de mosca, así que definitivamente se estaban alimentando de algo en putrefacción. El perímetro donde habían aparecido era de unos cinco metros cuadrados en la cocina, los primeros entre la heladera y la cocina, y los últimos entre la puerta y la mesa. Entre el lugar de aparición de los primeros y los segundos había unos tres metros de distancia, por lo que podían venir desde el mismo lugar.
Lo primero que revise fue la heladera, detrás y debajo, con resultados nulos, luego la cocina en la que tampoco encontré nada y en última instancia la alacena, la cual solo contiene alimentos no perecederos, por lo que la búsqueda fue en vano. Los gusanos seguían apareciendo, no de manera masiva, sino a través de pequeñas expediciones de 4 o 5 con una movilidad sorprendente, puesto que podían atravesar un metro en unos segundos con ese arrastrarse caótico, ya que no se le puede llamar a eso reptar. Cuando Juan Carlos, se puso a maullar delante nuestro, mientras tomábamos mate, entre sus patas pude advertir un pequeño gusano casi saltando en el piso. Él reacciono muy mal pensando que el gato se estaba pudriendo, sin embargo luego de una exhaustiva inspección, el animal no tenia ninguna señal de que una familia de larvas se lo estuviera comiendo.
El problema ya era grande cuando se agravó aún más. En la mañana él encontró un horrible, pegajoso, y por demás movedizo gusano en la cama, indignado y furioso se puso a buscar a un fumigador o control de plagas, o lo que pueda encontrar en Internet. Lo más apropiado que encontramos fue una desinfección total de la casa, la cual se llevo a cabo al otro día. Más tranquilos, confiados en la química devastadora de toda forma de vida, volvimos a la casa. Ya instalados me fui a duchar para yo también estar limpia. El ataque de repulsión que tuve cuando vi caer de mi propia cabeza a la bañera un gusano fue tal que le vomite encima. Salí corriendo a buscar un espejo. Con las manos temblando y reflejando el espejo que traje en el espejo del baño revise mi cabeza sin resultados, no había nada, por más que buscara, puse los espejos en todos los ángulos posibles, pero nada. Fui directo hacia el hospital. Me revisaron y no encontraron ningún rastro de viscosos gusanos, se rieron de mi. Sin haber podido salir del shock volví a la casa, tome la nafta del auto, rocié toda la casa y la prendí fuego sabiendo que ellos estaban ahí, incluso él.


                                                                           Las capas y MM by